Nuestro Grupo Municipal ha votado en contra de la aprobación inicial de los presupuestos municipales de 2021. Pero, además de a los presupuestos, es un voto negativo a la forma del PSOE de hacer las cosas en materia presupuestaria.
Votamos en contra de que en octubre estemos todavía debatiendo los presupuestos de este año, en vez de estar trabajando los de 2022. En contra del aumento del gasto en personal cuando en la plantilla municipal hay cada vez más vacantes que no se cubren. Y es un voto negativo al uso y al apoyo interesado que el equipo de gobierno pretende hacer de la oposición.
La negociación de los presupuestos es un intento del equipo de gobierno – que gobierna en minoría – de que la última palabra sea la suya. En la negociación, las propuestas quedan abocadas a su voluntad, a que quieran aceptarlas o no, o a que las modifiquen para incluirlas, para que no sea – en nuestro caso – la propuesta del PP la que se incluya y se apruebe.
Es un rechazo a las reuniones continuas para conseguir incluir propuestas por valor de algunos miles de euros, mientras que cuando se trata de inversiones millonarias (como el Plan Contigo o el remanente de Tesorería) no se tenga en cuenta la opinión de la oposición.
Del mismo modo es el rechazo a que si se incluye alguna de nuestras propuestas, esa partida luego no se ejecute. Y sirva como ejemplo la destinada al arreglo de caminos. De los 60.000 euros presupuestados en 2020 se han gastado, según la liquidación del pasado ejercicio, 605 euros. Un 1%. ¿Para qué sirve negociar y ampliar las partidas si luego no se aplican? ¿A dónde va ese dinero presupuestado que no se gasta?
Nuestro voto negativo es por tanto un no al “trilerismo presupuestario”. A aprobar unas cuentas que luego no se ejecuten como se han aprobado. A dejar partidas sin usar o a que, mediante modificaciones presupuestarias que no tienen que pasar por pleno, se utilicen para otro fin distinto al aprobado.
Votamos también en contra del manejo interesado de la información, de la que el equipo de gobierno dispone con meses de antelación al pleno y a la oposición se le facilite apenas unos días antes de su celebración.
Es, en definitiva, la negativa a la forma de gestionar los presupuestos municipales del gobierno socialista, que depende de la oposición para sacar adelante cuestiones tan importantes como esta, pero al que no le interesa o no quiere contar con la opinión ni la colaboración de la oposición.
En el pleno extraordinario celebrado el pasado 14 de octubre para la aprobación de los presupuestos municipales como único punto del orden del día, estos fueron rechazados con el voto en contra de los dos partidos de la oposición.
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